Parece
ser que las actividades profesionales van surgiendo según ciertas necesidades
de supervivencia, e interrelacionándose conforme nuestro conocimiento de la
vida madura, y según seamos educados.
En
esta etapa productiva, a la par de la docencia, nos encontramos desarrollando un
proyecto de investigación relacionado con las políticas públicas en materia de
educación ambiental, llevando la administración de una empresa de servicios
para proyectos, y de construcción de inmuebles; y participando en la política
local.
Pero
el tema del presente trabajo trata principalmente sobre el desempeño en la
gestión pública estatal, en el tema de la obra pública durante seis años (2001
a 2007); y en el orden federal, en el ámbito del medio ambiente durante otros
cuatro años (2007-2011).
Todas
esas actividades implicaron una continua toma de decisiones que afectaron de
una u otra manera a terceros, y a mí mismo. Es durante el transcurso de estos
procesos, que presuponen siempre la distribución de beneficios y costos para
otros, cuando uno se pregunta una y otra vez cuáles son los valores que rigen
su vida y qué testimonios vamos heredando a nuestros hijos.
Cuando
uno se desempeña como empresario en el sector privado se toman decisiones que
atañen a la empresa, a los empleados, a los clientes; en la escuela los alumnos
reciben una buena parte de la carga emocional de nuestro quehacer profesional,
aparte de la experiencia que podemos transmitir; en el sector público nuestras
decisiones afectan a una gran cantidad de ciudadanos que buscan soluciones, no
siempre éticas, a sus problemas; y en el tema de la investigación se pone a
prueba nuestro carácter al momento de poder probar, o no, lo que se propone. En
cada uno de estos casos ponemos en juego nuestros valores morales y la ética
con la que nos conducimos.
Obra
pública y desarrollo urbano.
Una
actuación en el sector de la obra pública debe orientarse a cuestiones como
construir infraestructura con la misma calidad, tanto en la comunidad más
lejana del interior del estado como en la capital yucateca, poniendo especial
cuidado en las características que les permitan ser accesible a las personas
con capacidades diferentes; a entregar espacios públicos educativos y de salud
con una calidad similar o superior a los que brinda el sector privado. Espacios
funcionales y dignos tanto para quien
brinda el servicio público correspondiente como para el usuario: educando o
paciente.
La
ética tiene que ver, asimismo, con la voluntad de un gobierno que tenga como
una de sus políticas de infraestructura la de cubrir y hacer eficientes las 24
horas de la jornada del ser humano que se reparten entre el trabajo, el tiempo
que dedica a la familia, a la sociedad y a uno mismo, el descanso, y los traslados necesarios para efectuar todas
las anteriores actividades.
En
la actuación del funcionario público debe corresponder
lo dicho con lo hecho, como una mínima cuestión de congruencia. Así que
pongo algunos ejemplos clarificadores: ejecutamos las consolidaciones de las
Universidades Tecnológicas Metropolitanas en Mérida y Tekax, las nuevas instalaciones para el Instituto Tecnológico de
Mérida y para la Universidad de Yucatán, así como el Centro de Investigaciones
Pesqueras de la UNAM en Sisal,
municipio de Hunucmá; las nuevas escuelas preparatorias en Mérida y las
instalaciones de la Universidad de Oriente, en Valladolid; la rehabilitación de dos inmuebles que prestan
servicios prioritarios de salud pública para
la población abierta: el Centro de Salud y el Hospital Materno Infantil,
los dos en Mérida.
El
hospital de la Amistad, co-inversión de los gobiernos de Corea y Yucatán fue el
comienzo de una verdadera reestructuración
de la infraestructura del sistema de salud, dando servicios pediátricos y
obstétricos a la población del sur del
municipio de Mérida; fue, en el año 2005, la primera
instalación hospitalaria nueva construida por un gobierno estatal en
Yucatán en 20 años; a ello se añadieron: un hospital de primer nivel
en Ticul , otro en Peto, las remodelaciones de: el hospital
de ortopedia en Mérida, y el San Carlos en Tizimín,
la construcción de hospitales de segundo nivel en Valladolid (60 camas), y
Tekax (30 camas).
Sin
embargo, la principal acción de gobierno realizada fue, en sí, la nueva red de infraestructura de salud que
se complementó en el año 2007 con el proyecto del Hospital Regional de Alta Especialidad, de 170 camas y
expandible hasta 220, el primero de su tipo en el país, vanguardista en su
tecnología y apegado a nuestro carácter y
a nuestras costumbres en su concepción médico- arquitectónica.
En
el ámbito de la infraestructura de seguridad
pública, considerada hoy como uno de
los mayores activos sociales del estado, obras como el nuevo Centro de
Rehabilitación Social Femenil en Mérida, y las modernizaciones en los Centros
de Rehabilitación Social de Ebtún, Tekax
y Mérida, fueron decisiones tomadas acorde con lo que necesita el ser humano
que ha fallado en el cumplimiento o el respeto a la ley para sentirse en medio de un verdadero proceso de
preparación para reincorporarse a la vida social.
La planificación y construcción del primer Complejo de Seguridad Pública
marcó un cambio en la concepción de los
edificios, con el objetivo de que pudieran integrarse y compartir servicios ya
que brindan atención a aspectos comunes del quehacer gubernamental. Se
trata de un moderno conjunto en el que se incluye la nueva sede de la
Procuraduría (ahora Fiscalía) General de Justicia con equipamiento de alta
tecnología, la nueva sede de la Procuraduría General de la República, el
edificio de la SPV (ahora Secretaría de Seguridad Pública) que es, en sí, un
complejo de más de 33,000 metros cuadrados cubiertos; todos ellos con infraestructuras compartidas más
eficaces y eficientes; y el ahora llamado Centro Especializado en la aplicación
de Medidas para Adolescentes, que cuentan con redes eléctricas subterráneas, y
figurando entre las primeras medidas que tomó el gobierno estatal en la
construcción de edificios públicos para
evitar afectaciones similares a las que dejó a su paso el huracán Isidoro en el
año 2002.
En
el aspecto de la seguridad jurídica, se mejoró el rendimiento de la jornada de trabajo de los ciudadanos con las instalaciones del Complejo de Seguridad
Jurídica en donde las personas pueden
resolver múltiples trámites relacionados con: Registro Público de la
Propiedad, Catastro, Diario Oficial y Archivo Notarial, sin tener que ir al centro de la ciudad.
Algunas
de las actividades que el ciudadano dedica a su propia cultura física las
llevan a cabo ahora también en instalaciones modernas como el multi-gimnasio diseñado
para desarrollar más de diez disciplinas
e integrado a la Unidad Deportiva Kukulcán. Este puede ser un ejemplo de
actuación en favor del ciudadano al no
discriminar la infraestructura existente sino mejorarla y modernizarla, sin
distingos partidistas por la génesis de las obras.
En
materia carretera no solamente se dio la tradicional prioridad a la
rehabilitación y conservación, sino que se modernizaron
o construyeron nuevas más de 750
kilómetros, mejorando sus
alineamientos horizontales, verticales, anchos, grado de curvaturas, para transformarlas en vías modernas,
seguras, confortables, respetuosas del patrimonio cultural-arqueológico, y
compatibles con el medio ambiente; uniendo a 63 municipios, el 75 % de los cuales es de alta y muy alta marginación.
A esta extensión se suman 330 kilómetros de vías terminadas en el estado por la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en
estrategia conjunta.
Ejemplos fueron: el tramo
Teabo-Peto, con una extensión de 52 kilómetros, las vías Mérida-Tizimín,
Espita-Cenotillo, Dzonot Carretero-San Miguel, Umán-Kinchil, Tunkás-Quintana
Roo, Teabo-Mayapán, así como la zona donde se ubica el circuito de
microregiones de alta marginación: Peto, Tahdziú, Timul, Nenelá ,Tixméhuac y Tixcacaltuyub-,
las primeras etapas de los periféricos de Tizimín y Valladolid, el tramo de
acceso a la zona arqueológica de Ek Balam, y los tramos de Ticul-Sacalum,
Valladolid-Kanxoc, Sotuta-Cantamayec, Chapab-Ticul, Suma-Teya, Conkal-Yaxkukul,
Ekmul-Euán; asimismo están: el Periférico de Mérida, la vía Mérida-Progreso, las
vías Umán-Muna-Uxmal, Mérida-Kantunil, Teya-San Antonio Tehuitz, Euán-Muxupip,
Tizimín-Colonia Yucatán, Uayma-Santa María Aznar, Pustunich-Tabi, Colonia
Yucatán- límites del Estado. Aquí vuelve a distinguirse una
política de equidad, pues casi todos
son municipios que no cuentan, aún hoy,
con recursos propios para realizar este tipo de obras entre sus cabeceras y
sus comisarías; otro aspecto que tiene que ver con la ética de la actuación
pública.
Respecto
a la rehabilitación de vías afectadas por
los huracanes Isidoro y Wilma, se atendieron unos 626 kilómetros,
principalmente en el llamado Cono Sur, por ejemplo los tramos: Mesatunich-San Juan Tekax y Tzucacab a
Noh- Bec; en la zona noreste
Temax-Dzilam González, Panabá-San Felipe y el entronque Tizimín-Río
Lagartos-Dzonot Carretero, Dzonot Carretero-entronque Colonia Yucatán-El Cuyo,
Colonia Yucatán- El Cuyo.
Este
proceso de decisión para una red carretera más eficiente estuvo apoyado en la
entonces novedosa “Ley de Vías Terrestres”,
decretada por el gobierno estatal en el período de la anterior administración.
No
menos importantes fueron las acciones,
en 50 municipios, para la conservación
del patrimonio cultural-arquitectónico: en templos que fueron construidos entre los siglos XVI y XIX, y en
otros edificios entre los que se
destacan: el centro de trabajo social
Stella Maris, en Progreso, el centro de
investigación de la Unidad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UNAM
ubicada en el ex-hospital Rendón Peniche, en esta capital, y el templo del
convento de Santo Domingo, en Uayma, donde se ha reconstruido la estructura de
bóveda de cañón a la usanza tradicional, las restauraciones de los templos de
Ucí, en Motul, y Tiholop en Yaxcabá; las obras de restauración de la Ex
estación de Ferrocarriles para la
Universidad de la Artes, la de Teatro Daniel Ayala Pérez y la del
edificio de la Academia anexo al Congreso
de Estado. Con este criterio de actuación se logró revertir una tendencia, acumulada por siglos, de falta de atención al patrimonio cultural arquitectónico de los
yucatecos.
El
éxito de todas estas acciones y políticas públicas se debió en gran parte al
cumplimiento de una planeación
participativa con las organizaciones de la sociedad civil, que cristalizó
en un Programa Estatal de
Infraestructura y Desarrollo Urbano y en un Programa Estatal de Preservación
del Patrimonio Cultural Arquitectónico, que contribuyeron a dar legitimidad a los proyectos y a poner
objetivos y metas disciplinadas en el trabajo diario.
La ética tiene que ver con
reportar obras terminadas y en funcionamiento, o parcialmente terminadas pero
que puedan utilizarse así por la población; ejecutadas con recursos propios
o apropiados, o cuando al menos hayan sido planificadas, proyectadas, y
gestionadas plenamente.
Tiene
que ver también con el compromiso de haber identificado
algunas de las oportunidades que se le abrían a un gobierno posterior, y
habérselas comunicado oportunamente:
• Un
mejor sistema ciudades y de servicios urbanos para las poblaciones del interior
del estado.
• El mayor equilibrio del crecimiento
entre regiones del estado con el apoyo de obras de infraestructura en sitios
estratégicos.
• Un desarrollo urbano articulado con
el rural.
• Continuación en el diagnóstico y la
conservación de los recursos naturales de la infraestructura (playas y energías
renovables)
Y
para finalizar con este aspecto de la obra pública, se puede anotar que la
ética tiene que ver con dejar
perfectamente identificados los recursos, fondos y fuentes, para finalizar las
infraestructuras que quedaron pendientes; así como las autorizaciones técnicas
correspondientes emitidas por autoridad competente en la materia. Tal
es el caso de los hospitales de segundo nivel de Tekax y Valladolid.
Medio
ambiente y recursos naturales.
En
otro tema de la gestión pública puede analizarse una política pública innovadora en materia de medio ambiente:
la recuperación inicial de la
dinámica de playas en más de 15
kilómetros de la costa norte del estado, llevada a cabo durante los años 2005 y
2006.
Por
otra parte, el proyecto de la recuperación de playas 2010-2011 fue autorizado apegándose al principio
precautorio ambiental, de común acuerdo con UNAM, y no por las presiones de
grupos políticos ligados a los comités de vecinos. Una actuación ética
tiene que ver con los proyectos del nuevo Malecón de Progreso, del Parque Científico
y Tecnológico, y del Puente de las Coloradas que fueron autorizados hasta que
fueron presentados en una versión viable ambientalmente, y cumplieron la ley; no de la forma como los promoventes originalmente
querían, aun tratándose de otra autoridad gubernamental; o por las presiones
políticas ejercidas ante las oficinas centrales del sector medio ambiente
federal.
Otro
aspecto de la ética tiene que ver con declarar ante la prensa siempre apegado a
lo que dice la ley, y decir lo que se opina de los problemas y cuestiones
ambientales, aunque esto no agrade al
patrocinador del periodista o del medio de comunicación.
Tiene que ver con autorizar obras o acciones ambientalmente viables sin importar
que el promovente sea un amigo, una empresa influyente, u otro orden de
gobierno no afín al nuestro.
Proyectos
de investigación.
Ética
para los proyectos de investigación tiene
que ver con que se involucren en mostrar
lo más claramente posible los impactos ambientales transformados a costos y
beneficios sociales y privados, señalando quien debe pagar los costos y quien
debe recibir los beneficios en cada caso. Tiene que ver con presentar
conclusiones que reflejen los problemas
actuales de la gestión ambiental gubernamental y recomendaciones concretas para
mejorarla. Tal es el caso del proyecto de investigación que llevamos a cabo
actualmente: “Desarrollo de un
instrumento de evaluación de los impactos económicos generados por una
estrategia de aprendizaje, para una política de educación ambiental en la ciudad
de Mérida, Yucatán” (enfoque a partir de la Teoría del Desarrollo Sustentable).
Docencia.
En la docencia la
ética profesional tiene que ver con el
empeño por enseñar y aprender junto con nuestros alumnos, con enseñar y
aprender a trabajar, a innovar; enseñar a modificar nuestras conductas cuando lo
amerite y a tomar decisiones; a diseñar y analizar proyectos, a identificar
objetivamente sus beneficios y sus costos, y a diseñar los controles para poder
modificarlos a tiempo. Tiene que ver con identificar minuciosamente
los beneficios sociales y los costos privados con el objetivo de no caer en el garlito de privatizar los
beneficios y socializar los costos. Finalmente creo que la ética de la
enseñanza y la educación residen en buena parte en la formación de estudiantes
y sociedades capaces de aprender.
La
pregunta concluyente podría ser:¿a
qué sana distancia nos movemos de la minoría hipermoralista enfermiza y de la
mayoría maquiavélica para poder construir
una ética de la responsabilidad pública con nuestro diario quehacer?